Carolina Sampó , Mariano César Bartolomé
En marzo del año 2012, las dos maras más poderosas y numerosas de El Salvador, la mara Salvatrucha y la mara Dieciocho establecieron una tregua entre ellas y decidieron calmarse. Con el fin de reducir los niveles de violencia que afectaba a la sociedad en general, sus más altas cúpulas se comprometieron a parar los asesinatos, secuestros y extorsiones que tenían lugar en casi todos los rincones del país desde hacía más de dos décadas. Sin embargo, en los últimos meses han aparecido algunos elementos que parecen indicar que los objetivos de la implentaciópn de la tregua eran otros, íntimamente vinculados a los negocios del narcotráfico en territorio salvadoreño. A pesar del beneplácito de la Organización de los Estados Americanos (OEA) y de su rol como garante del proceso de pacificación, la tregua está en manos de las maras más que de la socidedad civil, que desconfía de ella. En este contexto, correspondería a la clase política modificar el statu quo, en especial considerando la proximidad de las elecciones presidenciales
n March 2012, the biggest and most powerful gangs in El Salvador, «maras» Salvatrucha and Dieciocho, called a truce and decided to «calm down» (calmarse). In order to reduce the high levels of violence that affect society as a whole, the heads of both maras committed themselves to stop the killings, kidnappings and blackmail that had been occurring in almost every corner of El Salvador for more than two decades.
However, over the last few months there is some evidence that seems to indicate that the purposes of implementing the truce were not those that han been expressed by the maras, and were closely linked with drug trafficking in the country. In spite of the Organization of American States' (OAS) approval and its role of guarantor of the peacebulding process, the truce is in the maras' hands and not in those of the civil society, wich is still reluctant to trust these organizations. In this scenario, policymakers should change the status quo, particularly in view of the coming presidential elections