Town of New Haven, Estados Unidos
Araceli Tinajero se dio a conocer con el libro Orientalismo en el modernismo hispanoamericano, y con Kokoro se nos revela como partícipe en esa tendencia. Kokoro narra, con emoción, las memorias de la autora en el Japón, adonde llegó, adolescente mexicana de dieciocho años, sin hablar el idioma, y con los conocimientos vagos que todos tenemos de ese país en occidente. Su inmersión en la cultura nipona, acompañada por el aprendizaje del japonés, es una historia que pertenece a la tradición de los libros de viajes y a la actual etnografía, porque no es sólo un viaje de descubrimiento sino también de autodescubrimiento. A esto se suma el hálito poético que el asombro y la sorpresa le dan al encuentro con realidades y palabras en principio raras y ajenas, a las que Tinajero va acostumbrándose gradualmente. En el caso del Japón, las diferencias son tan tajantes que el “extrañamiento” inicial, para usar el término puesto de moda por los formalistas rusos, se acerca a la maravilla—formas, colores, sonidos, sabores asaltan los sentidos de la observadora, que paulatinamente se va asimilando a la nueva realidad sin dejar de ser quien es. Esa doble visión, esa entreverada fenomenología, es el inestable y creador fundamento de todo discurso antropológico en lo que tiene de literario.