Leioa, España
El impacto de la reciente crisis en la vida de ciudadanos y ciudadanas es innegable, a tenor de los datos disponibles: se dispara el número de parados y paradas, aumenta la tasa de pobreza y, con ello, el número de potenciales beneficiarios y beneficiarias de los sistemas de protección social. Sin embargo y al mismo tiempo, el Estado de bienestar se tambalea bajo políticas de contención del déficit que redundan en recortes en los servicios públicos de protección y atención social. ¿Cómo se abordan los problemas sociales y en particular la atención social en este contexto? ¿En qué medida la aparición de lo que ha denominado la «nueva cuestión social» y el declive del Estado de bienestar pueden asociarse a los cambios en la forma de entender y ejercer la profesión y en concreto, a los retos que debe afrontar el trabajador o la trabajadora social? Responder a estas preguntas nos lleva a plantear un cambio de paradigma que se traduce en la constante auto-conceptualización profesional y la adecuación situacional del trabajador o la trabajadora social en el ejercicio de sus funciones. Este ejercicio de reflexividad implica la puesta en juego de distintas lógicas de acción que dan lugar a otras tantas figuras profesionales del trabajo social.
In the light of the available data, the recent crisis has had an undeniable impact on the life of citizens: the unemployment rate has rocketed and the poverty rate has increased, resulting in a larger number of potential beneficiaries in the social protection systems. However, and at the same time, the welfare state is tottering under deficit reduction policies that have led to public services cuts related to social protection and care. How are social problems, and particularly social care, tackled in this context? To what extent can the appearance of the so-called «new social question» and the decline of the welfare state be linked to changes in the understanding and practice of the profession and, specifically, the challenges social workers must face? Responding to these questions causes us to suggest a paradigm shift resulting in constant professional self-conceptualization and the situational adaptation of social workers when performing their duties. This reflective exercise involves the implementation of different logical lines of action that lead to other professional figures in social work.