Naomí Ramírez Díaz
La actual crisis de refugiados procedentes de Siria ha abierto los ojos a una realidad que lleva viviéndose varios años ya, pero que, hasta ahora, había afectado solo de refilón a los países europeos y, en concreto, a los limítrofes con ese país. Esta crisis es resultado de la falta de acción internacional incluida la europea a la hora de frenar los abusos y crímenes del régimen de Bashar alAsad. Desde el ascenso de Daesh, en 2013 y 2014, sus atrocidades han copado las portadas de los periódicos e incluso se ha presentado a Asad como el único capaz de frenarlo. Es preciso, pues, recordar la evolución del conflicto e insistir en que la mayor amenaza para la población siria no es Daesh, sino Asad, sus aliados y los barriles explosivos.