Bernard Cassen
Apoyo de la patronal, respaldo confuso del Partido Laborista, posibles concesiones de los socios europeos: en vísperas del referéndum sobre la salida del Reino Unido de la Unión Europea, el Primer Ministro británico, a priori opuesto al brexit, no tendría por qué preocuparse. Sin embargo, el sentimiento antieuropeo gana terreno, llegando incluso a amenazar al inquilino del número 10 de Downing Street.