Andy Robinson
Acusados de progresistas por una sociedad a la que el 11-S le subió la fiebre conservadora en varios grados, los diarios norteamericanos están dando claras muestras de pasividad y de no querer problemas. La última prueba, la cobertura prestada a los ‘memos de Downing Street’ –prácticamente nula–, pese a que, de confirmarse su contenido, Watergate parecería un pequeño lapsus ético.