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Leyder Lasprilla Barreto
La semántica, como rama de la lingüística, tuvo sus inicios a finales del siglo XIX con los trabajos del filólogo Michel Jules Alfred Bréal (1832-1915), quien mostró la importancia que los significados de las palabras tienen en la comunicación lingüística (Lasprilla, 2009). Fue enriquecida, pocos años después, por el lingüista postmoderno Ferdinand de Saussure (1857-1913), con la introducción de la relevancia que tiene el contexto lingüístico en el significado que un significante puede tener (Wilber, 1998). No obstante, como la semántica fijó su atención solo en el significado explícito o literal de las palabras, a mediados del siglo XX aparece una nueva rama de la lingüística que se interesa por abordar los componentes no ostensibles –pero sí muy influyentes- del acto comunicativo. Esta nueva disciplina se conoce como pragmática y tiene como objetos de estudio el componente implícito de los mensajes emitidos y la cara intencional del acto comunicativo (Frías, X., 2001). El presente artículo constituye una reflexión investigativa, sobre la importancia de subsumir la semántica y la pragmática en nuestro proceder comunicativo. El problema que abordaremos es cómo afecta a la comunicación lingüística el desconocimiento de la semántica y la pragmática. Por último, se concluye que sin el conocimiento de la pragmática y la semántica es poco probable que la comunicación lingüística llegue a feliz término.
