Los periodistas ya no controlan la agenda cotidiana, ni eligen los contenidos, ni jerarquizan la información. Hoy la información está ‘precocinada’ por gabinetes de prensa y direcciones de comunicación. Para que esa ‘actualidad’ no esté contra el periodismo, el informador-periodista ha de recuperar los valores y prácticas de su oficio y atender la agenda informativa desde el interés general de sus lectores.