Juan Peláez Gómez
Vivimos en una sociedad psicótica porque la culpabilidad se esfuma en el tejido social y de esta manera nadie parece responsabilizarse y cualquier acto es aceptable. Se ha democratizado la culpa. Por lo tanto, fenómenos de corrupción como Marbella o Andraix, entre otros, parecen difuminarse y la culpa no ser de un esquema de partidos políticos y sociedad que durante años lo han permitido.