José Miguel Segura Gutiérrez
El presente artículo reflexiona en torno a la forma en que el espacio citadino, como expresión inacabada del proceso civilizatorio, al menos en Occidente, ha favorecido no solo la institucionalización de formas socioculturales, políticas y económicas para beneficio de la humanidad, sino que, a su turno, también ha provocado su malestar; tanto por el carácter egoísta que habita en los seres humanos, como por la búsqueda incesante de mejores condiciones de vida, no siempre conciliadas con los diferentes actores, escenarios y fuerzas que se ubican en la ciudad. Para ello, se adelantó, desde una perspectiva crítica, la lectura a algunos textos claves que, sumados a la observación participante del autor como ciudadano, permiten plantear la hipótesis de que la ciudad no es solo una representación cultural, científica y tecnológica del desarrollo de las sociedades humanas, sino, por el contrario, la máscara que oculta la compleja y problemática realidad social, subjetiva y cultural de aquellos que la habitan.