José Fernando Botero Bernal
La política criminal, como especie de la política de justicia, debe comprenderse como aquella que configura el sistema penal, configuración orientada por una muy clara intencionalidad del poder punitivo. Esa intencionalidad no es otra que la legitimación, para los países periféricos, del derecho penal, es decir, “del sí y del cuánto de la sanción jurídico-penal de las conductas típicas.”1 Y de esa forma del poder punitivo.Esa configuración del sistema penal puede realizarse de una manera burda, como es la planteada por las políticas criminales totalitarias, o de una manera muy elaborada, como acontece con las políticas criminales liberales en donde se busca elaborar un sistema penal liberal así como un derecho penal liberal, que de suyo debe ser crítico y limitante, Pero tanto en una como en otra, el poder punitivo se legitima.
Criminal Political as a type of justice policy should be understood as that which configures the penal system, a contiguration oriented by a very clear decisiveness by the punitive power. This decisiveness in none other than the legitimacy –for the peripheral countries– of Penal Law, that is. “Of the ves and when of the juridical–penal sanctions to typical conducts” and thus ol the punitive power.Thiscontiguration of the penal system may be achieved in an uncouth manner, such as that expounded by the totalitarian criminal policies: or in a very elaborated manner, as it occurs with the liberal criminal policies, where it is sought after to elabórate a liberal penal system as wéll as a liberal penal law, a fact which by itself should be critical and limiting, yet through one or the other, the punitive power becomes legitímate.