El objetivo de este texto es reflexionar sobre como el humor político y la caricatura política en concreto constituye o es parte de un discurso argumentativo y persuasivo que conjuga razones y emociones, crea o reproduce representaciones sociales, toda vez que ingenioso y divertido como es para expresar descontentos y apoyos, discrepar riéndose, alivia preocupaciones y distiende tensiones.