El tránsito de una cultura de guerra a una cultura de paz implica un cambio radical de comportamiento y hábitos. ¿Cuál es nuestra fuerza, nuestra única fuerza? La palabra. No es vencer. Es convencer. Es movilizar un clamor popular en torno a unos ideales. Esta es la fuerza genuina de la democracia. La palabra como instrumento del pensamiento, como esencia de la política o símbolo religioso, es raíz y flor de toda cultura. Al final, en todo el proceso, en la base y en la cumbre del mismo, la solicitud amorosa, la fraternidad. El artículo primero de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, termina diciendo que «se relacionarán entre sí fraternalmente». Todos los «actores educativos», desde los progenitores, los maestros, los medios de comunicación, la sociedad en su conjunto, deben contribuir ahora activamente a favorecer «el nuevo comienzo», la «nueva era» que se avecina. Más y mejor democracia. La palabra como instrumento de la transformación del mundo. De la fuerza a la palabra, la inflexión histórica. Somos conscientes de que juntos, podremos, unidas las voces, libres las manos para la ayuda y el abrazo, trabajando sin descanso, esclarecer los horizontes sombríos. La educación, la piedra angular. Democracia genuina, la llave maestra para una vida digna y la invención del mañana. Solidaridad sin límites. Estas son las premisas para el otro mundo posible que anhelamos.
The transition from a war culture to a peace culture involves a radical change in behaviour and habits. What is our strength, our only strength? Words. It is not about vanquishing, it is about convincing. It is about mobilising a popular clamour around ideals. It is the true strength of democracy. Words as an instrument of thought, as the essence of politics or religious symbols, are the root and flower of any culture. Ultimately, throughout the process, from base to summit, it is about making requests with love; it is about brotherhood. Article one of the Universal Declaration of Human Rights ends by saying that «human beings...should act towards one another in a spirit of brotherhood» All «educational agents», including parents, teachers, the media and society as a whole must now make an active contribution to promoting «the new beginning» ? the «new era» that is coming. More and better democracy. Words as an instrument for changing the world. From the strength of words, a historic turning point. We are aware that together, with united voices and free hands to help and embrace and by working tirelessly, we will be able to brighten the dark horizons. Education is the cornerstone. Genuine democracy is the pass key to a decent life and to the invention of tomorrow. Unlimited solidarity. These are the premises for the other possible world we yearn for.