La sociedad Uber, al transformar a particulares que tienen un vehículo en "taxistas" ocasionales sin estatuto, no sólo ha provocado la ira de los taxistas profesionales: actualmente, su nombre simboliza el vínculo entre nuevas tecnologías y precarización. En efecto, el éxito de gigantes de Silicon Valley viene acompañado de una ola de desregulaciones. ¿Y si los dirigentes políticos volvieran a hacerse cargo de este asunto?