Las conclusiones son un trámite esencial para el proceso. Son la oportunidad de los litigantes para valorar el resultado de la prueba y para ilustrar al juez acerca de la misma, indicándole cómo y por qué ha servido ésta para reforzar sus posiciones. El trámite, sin embargo, está amenazado por multitud de tentaciones a las que la práctica forense no es ajena, sobre todo en la medida en que las partes pueden tratar de valerse del mismo para intentar dar la vuelta a la prueba en lugar de comentar cuál ha sido su resultado. Asimismo, existe un grave problema de inseguridad jurídica respecto a su práctica en el juicio verbal. La Ley procesal no es lo bastante clara al respecto y, por ello, los justiciables se encuentran a menudo ante la duda de cómo se va a desarrollar su pleito. El trabajo trata de exponer cómo deben ser (y cómo no deben ser) las conclusiones para servir lo mejor posible a la finalidad con que están concebidas y aboga, abiertamente, por su necesaria práctica -con la correspondiente aclaración legislativa- en el juicio verbal.