Las siguientes páginas tratan de ser resumen y defensa de lo que entendemos por el buen hacer del profesional penitenciario: conseguir responsabilizar a los internos de los actos que llevan a cabo, dándoles las herramientas necesarias para desarrollar una vida autónoma e independiente. Para ello, se revisan los conceptos de responsabilidad e imputabilidad, se pone el foco de atención en lo que debiera ser objetivo prioritario de nuestra labor en tanto que servidores públicos y se muestran las trampas que el propio sistema penitenciario se hace a sí mismo, generando dificultades internas para la consecución del mismo. Todo ello en el contexto de la enésima reforma penal realizada por LO 1/2015, que, sin atajar los verdaderos problemas a los que nos enfrentamos y en la línea iniciada por LO 7/2003, continúa sumando cortapisas a lo que nuestra normativa penitenciaria debe pretender y permite.