El confinamiento ideológico de los dirigentes europeos tiene sus orígenes en una lucha por la hegemonía intelectual que se libra no sólo en los medios de comunicación. La doctrina neoclásica es la que predomina, ahora más que nunca, en la universidad a pesar de sus encrucijadas y del fracaso de las políticas que inspira. Sus promotores, entre los cuales Jean Tirole desempeña un papel principal, han sabido neutralizar cualquier veleidad de pluralismo.