La caída del precio del barril de petróleo, casi reducido a la mitad en un año, no sólo afecta a las multinacionales del oro negro y a los países productores. En Estados Unidos, también afecta a millones de particulares que poseen pozos de petróleo en sus terrenos y que los alquilan a compañías privadas. Éstas pretenden aprovecharse de este periodo de vacas flacas para obtener contratos más ventajosos.