No se ha demostrado nunca la eficacia de la maniobra de romper el termómetro para hacer que la temperatura descienda. Sin embargo, es la estrategia elegida por Madrid para frenar las movilizaciones que están teniendo lugar por todo el país desde mayo de 2011: a partir de ahora estará prohibido ocupar plazas, distribuir folletos o pegar carteles, aún arriesgándose a reavivar el fuego de la protesta.