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Ana María Dumitrescu
En Rumania, el periodo bajo el régimen comunista afectó seriamente la imagen de la mujer en la sociedad pero también en la familia, lo que generó varios problemas sociales. Más tarde, la transición desde el socialismo al capitalismo se realizó con dificultad y para enfrentar la situación de crisis (bien social y bien familiar) creada, después del año 1989, los políticos prefirieron «importar» soluciones sin adaptarlas a las necesidades del pueblo, a su estilo de vida pero sobre todo a la religión y cultura de esta nación. Además, la violencia doméstica «siguió su curso normal» todavía considerándose un problema ignorado, protegido en la intimidad de la familia, por la institución del matrimonio y visto como una cosa permitida, aceptada. Los estudios que analizan la situación real de este problema social se realizaron solamente al nivel nacional centrándose más en identificar los casos denunciados, solucionados y los tipos de violencia a las cuales fueron sujetas las víctimas, pero desgraciadamente, hay muy pocos estudios locales o regionales que traten de traer elementos nuevos y específicos. Por lo tanto, este estudio trata de analizar los problemas relacionados a la victimización de la mujer en una zona del Sur de Rumania, concretamente, en la provincia de Arges, esbozando un retrato de la mujer que vive en esta zona y que presenta un riesgo más alto para abuso e identificando las barreras culturales y estructurales que impiden el abuso y ofrecen la ayuda que necesitan las víctimas para sentirse seguras. Las entrevistas realizadas con las víctimas de la violencia doméstica así como el análisis de los expedientes correspondientes, por un periodo de tres años, ponen de manifiesto, aparte de la gravedad de los actos de violencia y de los traumas sufridos, la incapacidad de las autoridades de gestionar este fenómeno que parece extenderse más en los hogares de los rumanos.
