La Ley de Costas de 1988 creó la servidumbre de protección, sometida a severas restricciones, particularmente urbanísticas, como pieza clave para la garantía de la indemnidad del demanio marítimo-terrestre. Esa vocación puso pronto de manifiesto las múltiples tensiones que entre intereses privados y públicos y, entre estos últimos, entre los distintos niveles de poder territorial traería consigo tal novedad. Tensiones que se concretan tanto en la extensión como en el contenido de esta mal llamada servidumbre y que están en la base de las novedades que en su configuración ha venido a introducir la Ley 2/2013, de Protección y Uso Sostenible del Litoral, completada recientemente por un Reglamento de desarrollo que no ha venido a cerrar, sin embargo, todos los interrogantes que dejó abiertos aquélla. Sobre estas cuestiones pretende arrojar luz el presente estudio.
The Coastal Act dated 1988 sat up a protective easement, which involves severe restrictions to the use of the land, particularly from a city-planning point of view, in order to guarantee the indemnity of the maritime public domain. This particular aim early showed multiple strains between private and public interests, including different territorial powers. These strains focus either on the extension and content of this so-called «easement» and are at the root of the developments which have been introduced in its profile by the Protection and Sustainable Use of the Coast Act (approved as 2/2013 Act) and its Development Regulation which has been approved recently. Provided that this Regulation has not answered all the questions raised by that Act, this study aims to shed some light on them.