Las hidroeléctricas se convierten en una potencial alternativa energética frente a los combustibles fósiles. Abundan las contradicciones en distintos planos que se generan a partir de un sistema excluyente y visiones centralistas del sector energético en Guatemala. Enfocarlas será una precondición para proponer cambios a favor del desarrollo de los territorios donde se generan los recursos hídricos del país, pero donde a la vez las poblaciones rurales mayormente indígenas con tasas de pobreza crónicas están excluidas de beneficios del bienestar en precarias condiciones de sus economías locales. Esta visión de análisis está aún poco desarrollada en el país, ni ha encontrado su reflejo en el marco legal, los procedimientos de autorización, de planificación del desarrollo, y queda actualmente a criterio de la “responsabilidad social” de las empresas inversionistas sin respetar el principio de consulta previa libre e informada a los pueblos indígenas. Implica conciliar la política energética con las urgencias y planteamientos de un desarrollo territorial rural incluyente. El artículo examina las contradicciones que surgen de la política energética, los procedimientos de autorización y plantea opciones como la construcción de hidroeléctricas en Guatemala podría en un marco de desarrollo y planificación territorial con nuevos y más transparentes y equitativos modelos de gestión valorar, respetar y potenciar los territorios locales y sus poblaciones rurales.
Hydro energy as a renewable energy is priority for the Guatemala’s new Energy Policy, the Central American country with the highest potential of water resources, located mostly in watersheds of distant rural territories habited by poor and indigenous population, extremely affected by the armed conflict and mechanism of exclusion. The focus is to stimulate private inversion for the construction of new hydro plants with a legal and institutional frame and benefits for the national energy production oriented especially for urban and industrial consumption. Although the general electricity coverage increased considerable during the last decade, traditionally rural areas received little benefits from the construction of energy plant in their territories. The practice of authorizations for exploitation primarily lays in central ministerial decisions, without the democratic practices of consultations, negotiations and the finding of common objectives with local authorities and populations affected by the new constructions. The frequent conflicts between rural communities, private enterprises and public sector policy show the necessity to establish democratic procedures with a balance of rural local development perspectives. The article analyzes experiences and options how energy policy could and should be a factor to stimulate local development, the empowerment for local decision making, co-responsibility for the watershed management and benefits for local populations.