El capitolio de Charleston, donde se reúnen los diputados de Virginia Occidental, está situado a una cómoda distancia de las explosiones que sacuden permanentemente el Coal River Valley. Hasta el 9 de enero de 2014, mantenía excelentes relaciones con la industria minera y química. Pero aquella mañana, un olor sospechoso perturbó el desarrollo de la asamblea legislativa.