Cerca de 1.000 millones de personas no tienen acceso a servicios de salud. La cobertura sanitaria universal es la inversión más efectiva para el crecimiento económico. Los nuevos Objetivos de Desarrollo Sostenible pueden ser la base de un contrato social global por la salud.
El cáncer constituye desde hace décadas uno de los principales retos en la promoción y la financiación de la salud pública en los países desarrollados. Lo que resulta menos conocido es que de los 14 millones de nuevos diagnósticos que tuvieron lugar en 2012, un 57 por cien corresponde a países de ingreso medio y bajo, donde hoy se concentran dos de cada tres fallecimientos derivados de una enfermedad que mata a más personas que el sida, la malaria y la tuberculosis juntos.
Las enfermedades no transmisibles - como el cáncer, la diabetes y otras patologías crónicas relacionadas hasta hace poco con el estilo de vida de las sociedades más desarrolladas - son una buena ilustración de los retos a los que se enfrenta la salud global en el siglo XXI: las fronteras entre el mundo desarrollado y en desarrollo se difuminan para dar lugar a un panorama más complejo en el que la salud "de los pobres" incluye pero en ningún caso se limita a los riesgos de un parto o a un puñado de enfermedades tropicales como la malaria. A medida que el ingreso medio de las naciones tiende a converger, cada país se convierte en un pequeño laboratorio que refleja la diversidad del planeta. Las diferencias entre individuos y grupos sociales al interior de los países y entre regiones del mundo se ensancha intolerablemente, de modo que el lugar o la familia en la que uno nace determina las posibilidades de disfrutar de una salud básica.
Reflejar esta complejidad es precisamente el propósito de los nuevos Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) en materia de salud. Tras un periodo intenso de consultas, el nuevo marco global contra la pobreza - que sustituirá a partir de 2015 a los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) - ha entrado en la fase final de unas negociaciones que deben quedar cerradas en septiembre del próximo año.
La oportunidad de consolidar derechos El borrador actual de la Agenda de Desarrollo post-2015 ofrece oportunidades indudables: a diferencia de su versión anterior, los objetivos que aquí se plantean tienen un carácter claramente garantista. Se mantienen ambiciosas metas finales - como poner fin antes de 2030 a las muertes prevenibles de menores de cinco años - , pero se hace en el marco de la garantía de derechos, en este caso del acceso a la salud. Este derecho constituye un semáforo del bienestar y el progreso de las sociedades, mucho más allá de los propios indicadores sanitarios.
Este principio inspira la inclusión, por primera vez, de la cobertura universal de salud como un objetivo central del nuevo marco del desarrollo.Se trata de evitar lo que los economistas de la salud denominan el "gasto catastrófico" de una enfermedad: el riesgo de que los costes derivados de un tratamiento arruinen al individuo y a su familia y determinen cualquier otro aspecto de sus vidas, como la posibilidad de mantener a una hija en la escuela. En amplias regiones de África, América Latina y Asia, el tratamiento de una simple complicación respiratoria puede derivar en ese "gasto catastrófico"�