Los chinos consideran hoy a España "uno de los mejores amigos de China en la Unión Europea". Pese a ello, el margen en cuanto a la inversión, el turismo y, sobre todo, en relación política es enorme.
A finales de septiembre, bien avanzada la legislatura, tuvo lugar la visita del presidente del gobierno, Mariano Rajoy, a Pekín. En su autobiografía, En confianza, Rajoy escribió que consideraba a China la nueva frontera de la política exterior española y que pondría su mejor empeño en mejorar las relaciones con el país. Si la visita no tuvo lugar antes fue por razones de agenda del presidente chino y por la decisión de la justicia española de intentar sentar en el banquillo a varios exaltos dirigentes chinos.
A iniciativa del gobierno, el Congreso acotó por ley los supuestos sometidos a la justicia universal, lo que condujo al archivo de la causa. Aunque China consideró ofensivo que los tribunales españoles fueran los únicos en perseguir a sus dirigentes, debe entender que el poder judicial es en España independiente, como demuestra que la propia sede del Partido Popular fuera registrada y viera decomisados sus archivos por orden judicial. El gobierno español, por otra parte, ha hecho por China, al proponer la ley citada, lo que no ha hecho por Estados Unidos, cuyos dirigentes han sido también requeridos por los tribunales españoles en aplicación de los principios de la justicia universal.
España fue considerada por los dirigentes chinos durante la visita como "uno de los mejores amigos de China en la Unión Europea". Aunque no tengo noticia de que nos hayan llamado - como hicieran durante décadas - "el mejor amigo de China en Europa", es indudable que dan la relación bilateral por normalizada y que han valorado adecuadamente el esfuerzo del gobierno y su presidente para lograrlo.
A su "mejor amigo en Europa" le apoyó el "banquero del mundo", comprando deuda española en todas las subastas durante la crisis, como hacía ya antes. Aunque las cifras no son públicas, se estima que China posee en torno al 20 por cien de la deuda española en manos de extranjeros, cifra solo superada por Francia. El exministro de Comercio y Turismo, Miguel Sebastián, que visitó nueve veces China durante sus años en el cargo, declaró a la prensa a finales de 2011 que ningún país había ayudado tanto a España durante la crisis como China.
Algunas de las recientes inversiones chinas en España han sido muy sonadas, como la compra del edificio España en Madrid por Wanda, la inversión de Fosun en Osborne, o la de HNA en NH Hoteles. La cifra de inversión china en España es todavía modesta, 409 millones de euros en 2012. China es ya el segundo inversor a escala global, después de EE UU, y bien pudiera convertirse en pocos años en el primero. Sus reservas de divisas, las mayores del mundo, superan los cuatro billones de dólares. Si hasta hace unos años China invertía sobre todo en deuda pública de otros países, en especial en bonos del Tesoro estadounidense, la estrategia es ahora invertir en todo tipo de activos que puedan interesarle en el mundo entero. Son de esperar, por tanto, nuevas inversiones de importancia en España (recientemente China ha invertido 5.000 millones de euros en Italia, comprando un dos por cien del capital de varias de sus principales empresas, inversión saludada como "un nuevo Plan Marshall")�