Mabel Gracia Arnaiz
En este artículo se plantea la pertinencia de aplicar una mirada socioantropológica en el estudio de los denominados Trastornos de la conducta alimentaria (TCA) con el objetivo de ofrecer medios/vías para comprender y tomar conciencia de la trama social que sustentan prácticas alimentarias en apariencia singulares, y a menudo calificadas desde la biomedicina, de extremas e ilógicas. La mayoría de los estudios realizados sobre los determinantes sociales de la salud y, en particular, sobre la influencia de éstos en el estado nutricional y/o psicológico de las personas son de carácter epidemiológico y, aunque han dado luz sobre la prevalencia y evolución de ciertas enfermedades como los TCA, han explicado de forma simple o insuficiente las dimensiones socioculturales del problema, tanto en términos de causalidad como de alcance.En este sentido, el texto discute sobre el interés de incorporar un enfoque holista que permita analizar aflicciones como los TCA a partir de articular subjetividades y contextos. Las herramientas propuestas para contestar a las preguntas sobre por qué la comida, por qué el cuerpo y por qué las mujeres son los relatos biográficos, las entrevistas grupales, los blogs de internet y la observación directa. Se muestra que la principal aportación de la etnografía proviene de abordar de forma contexualizada y relacional las concepciones y experiencias de los diversos actores que intervienen en el proceso de salud/atención/enfermedad, así como las interacciones que se producen entre pacientes y profesionales sanitarios.
This article presents an argument for the relevance of the anthropological gaze in the study of eating disorders. Anthropology offers ways of understanding the social forces underlying food and eating practices that defy convention and are treated as irrational in biomedical discourse. Most studies of the social determinants of health, especially those dealing with their influence on nutritional and/or psychological status, are epidemiological, and although they shed light on the prevalence and course of eating disorders, they tend to offer overly simplified or insufficient explanations of the sociocultural dimensions of the problem, in terms of both its causes and its consequences. This article offers a holistic approach to the analysis of eating disorders that joins subjectivity to context. The sources of data used to develop answers to the question of how food, the body, and women are linked in eating disorders are life stories, group interviews, Internet blogs, and direct observation. Ethnography’s main contribution lies in its contextualized and relational approach to the conceptions and experiences of the various actors involved in the health/illness/treatment process, especially in interactions between patients and health professionals.