Haciéndose eco de las preocupaciones de los países del Sudeste Asiático sacudidos por las ambiciones económicas y territoriales de Pekín, Australia parece mantener su papel de lugarteniente en el marco de la estrategia estadounidense de reequilibrio en el Pacífico. Sin embargo, su inserción económica en la región revela un apolítica mucho más equívoca, marcada por una voluntad de emancipación y su fascinación por China.