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El aumento de la violencia en Brasil en las últimas décadas está asociado con el desarrollo de actividades ilícitas transnacionales. Su naturaleza y complejidad requieren grandes inversiones y la mejoría de las acciones policiales, en particular con respecto a la inteligencia. Por eso es esencial la cooperación entre las policías de los países vecinos que comparten los mismos problemas relacionados con las rutas del tráfico ilegal. Hay que internacionalizar y coordinar las acciones para controlar la delincuencia, lo que imprime a la seguridad pública características de bien público global. El gobierno brasileño ha aumentado sistemáticamente las inversiones en la modernización de los medios de la Policía Federal y la cooperación técnica con los países sudamericanos y africanos. Pero los montos invertidos en estas iniciativas siguen siendo bajos ante la magnitud de sus fronteras nacionales y el alto grado de articulación y penetración de los grupos criminales que operan allí.
