Manuela Cantón Delgado
La economía de la identidad gitana está hoy parcialmente en manos de los sectores más activistas e influyentes de las iglesias evangélicas a través de su brazo social, la Federación de Asocia-ciones Culturales Cristianas de Andalucía (FACCA). Los supuestos religiosos y los espacios rituales se han vuelto, también, cuestión de etnopolítica. Nuestro trato científico de la religión la ha vuelto un problema de difícil manejo en el espacio público; de hecho muchos pensadores contemporáneos sostienen que en la esfera pública debemos entendernos con el único lenguaje de la razón secular, que el lenguaje religioso funciona únicamente fuera de este mundo secular e introduce premisas inacepta-bles excepto para los creyentes. El caso analizado aquí revela que (1) los procesos contemporáneos de etnogénesis como el que se muestra son en gran medida procesos ligados al desarrollo de políticas públicas; (2) que las administraciones han de dialogar con esos nuevos sujetos políticos, en nuestro caso líderes religiosos y pastores gitanos, si aspiran a que las políticas públicas alcancen a las comuni-dades gitanas; (3) que los regímenes secularistas deberían ser capaces de dar respuestas razonables a toda la diversidad interna de las sociedades modernas, incluyendo la pluralidad de concepciones religiosas que coexisten en la esfera pública y que, en casos como el analizado aquí, se intersectan con demandas de reconocimiento político para salvaguardar derechos culturales de las minorías étnicas y garantizarse el acceso a recursos. Como argumenta Taylor, el secularismo (o el laicismo) no debe ser un asunto que enfrente únicamente al Estado y Religión. A lo que de verdad se refiere es a la relación del Estado democrático con toda la diversidad.
El principal objetivo del artículo ha sido exponer las conclusiones de la investigación realizada sobre las respuestas de los trabajadores del textil y confección de las comarcas citadas ante la incertidumbre. Más en concreto, el propósito era conocer a través del análisis de sus discursos de qué manera los trabajadores del textil-confección encaraban la falta de certeza. La respuesta mayoritaria ha sido el rechazo a todo posible cambio que genere duda y la defensa ante ella así como su minimización haciendo uso de los escasos instrumentos que la clase trabajadora tiene a su alcance: la privatización de sus intereses, la limitación de las expectativas de consumo y de vida, y el intento de sumergir toda su vida en una mínima rutina que les permita la planificación que la incertidumbre les sustrae.