Deuda, título ejecutivo e hipoteca se perfilan como tres pilares fundamentales que constituyen el objeto del proceso de ejecución sobre bienes inmuebles hipotecados. En concreto, la hipoteca es el soporte instrumental que sirve para cumplir con la finalidad prioritaria del proceso ejecutivo. En definitiva, es el medio necesario, el instrumento para conseguir que el acreedor satisfaga su derecho de crédito.