La Unión Europea del siglo XXI presenta nuevos retos para sus ciudadanos, arrastrando con ella viejos problemas para sus dirigentes. Uno de los principales problemas de los que adolece la Unión es el del déficit democrático, que puede interpretarse como una pérdida de rumbo de las instituciones europeas, acrecentando la brecha existente entre la clase política europea y la ciudadanía. Con todo esto, y conociendo la evolución que ha conocido la construcción europea, es de vital importancia recalcar el papel que van a jugar tanto el Parlamento Europeo como los parlamentos nacionales de los diversos estados miembros en la tarea de superar éste problema, que constituye uno de los principales focos de debate de la sociedad civil y de los medios de comunicación europeos.