El delito, la pena, y la teoría de la pena, todos ellos conceptos fundamentales del Derecho penal, se hallan en las últimas décadas �nuevamente- inmersos en un proceso de transformación. Mientras que en el caso del concepto de delito este proceso se plasma en definiciones e intentos de explicación del hecho punible enfrentados entre sí, en el caso de la pena y de las teorías de la pena dicha evolución supone más bien el abandono discreto y silencioso de aquellos postulados básicos sobre los cuales venía debatiéndose de manera enérgica desde hace décadas. El presente trabajo pretende poner de manifiesto que ambos fenómenos y procesos de evolución están interrelacionados. Al mismo tiempo, se debería también aquí lograr poner de relieve que ciertas formas nuevas de comprensión del delito no constituyen tan solo un pasatiempo teórico, sino que abren, a su vez, nuevas y fértiles perspectivas para el sistema del delito.