Tobias Scheidegger
Iniciado por aristócratas, el arte de escalar montañas sigue siendo una actividad de esparcimiento socialmente distinguida. Durante mucho tiempo la sensiblería de los alpinistas respecto de la belleza de las cumbres y los paisajes grandiosos estaba acompañada por su desprecio por los rústicos habitantes de esos reconditos lugares. La escalada deportiva, al desmitificar la verticalidad, modificar profundamente las jerarquías técnicas y limitar los riesgos, trastocó el orden simbólico existente y aisló al alpinismo.