Podemos definir la ciudad como un acontecimiento que cambia permanentemente, una interacción entre individuo y sociedad cuyas estructuras latentes rigen los actos de sus protagonistas. Las ciudades mediterráneas crean, desde el mundo griego clásico, un espacio de diálogo basado en el constante anhelo humano por el porvenir. Con la aparición de la ciudad se favorece y fomenta la innovación tecnológica y económica, la dignificación del trabajo y la inserción del arte como un pilar de esta innovación. Asimismo, la belleza se convierte en un componente fundamental del ecosistema urbano. Las nuevas formas de comunicación pueden constituir un aliado de las ciudades del futuro. Para ello, es necesario conocer el pasado heredado a través de la cultura para no cometer los errores de antaño. Racionalizar la burocracia concerniente a los espacios urbanos y considerar la actividad cultural como eje del desarrollo son, asimismo, factores clave para que las ciudades futuras del Mediterráneo puedan gozar de un porvenir optimista