Para gestionar una buena conservación del medio ambiente en la zona mediterránea es necesaria, en primer lugar, la cooperación real y efectiva entre los países de ambas orillas. Los países del sur conocen bien los problemas que afectan a la conservación medioambiental, y los criterios que se aplican en el norte no son válidos para ellos. La actuación política debería sobrepasar los marcos establecidos (gobiernos estatales, UE, etc.) para asegurar una cooperación que posibilitara el establecimiento de áreas protegidas compartidas por varios países. Asimismo, deberíamos encontrar un denominador común en temas ambientales que cuajara en una unión de estados mediterráneos. Ello favorecería la investigación y la colaboración eficiente en varios aspectos relacionados con el medio ambiente: pesca, agricultura, educación, sostenibilidad, etc.