En este artículo se analizan los sistemas de reparto y capitalización. Si el reparto es estricto, en épocas de envejecimiento no puede sostener un sistema de pensiones. Si se admite que parcialmente se financie con impuestos es superior en todos los aspectos a la capitalización. La capitalización no puede (por el coste de la transición) ni debe (por sus propiedades) ser la base un sistema de pensiones previamente basado en el reparto. En realidad, cubre menos contingencias, conlleva riesgos mayores y la rentabilidad (corregida por el riesgo y restando las comisiones y primas) no será alta. No tiene sentido dedicar recursos públicos a los sistemas privados (en vez de al público) pero quien insista en hacerlo debe centrarse en potenciar los sistemas de empleo y las cuentas individuales sin intervención de una gestoras de planes que saben más de cobrar comisiones que de obtener rentabilidad.