El presente ensayo reflexiona preguntando ¿hasta dónde llegan nuestros sentimientos de admiración por Cuba en el siglo XXI? ¿El régimen cubano en su cincuenta aniversario, aún representa un escenario de beneplácito y orgullo político latinoamericano para enfrentar al imperialismo estadounidense? ¿Cómo comprender las múltiples contradicciones que asoman cuando uno visita La Habana? ¿Cuáles son las características de la transición cubana hacia las reformas de mercado, si es que se puede hablar efectivamente de transición, durante los años 2000? A lo largo del análisis se responde a estos cuestionamientos sobre la base de testimonios, tratando de despejar algunas mitologías en torno a la isla caribeña, cuna de mártires, revolucionarios y caudillos. El autor considera que los cincuenta años de la revolución cubana no dan cabida a ninguna celebración, sino todo lo contrario, obligan a reflexionar seriamente sobre las decepciones políticas y sobre el destino que la historia ha reservado para las utopías, hoy día prisioneras de una isla donde las virtudes han desaparecido pues hierven solamente las pasiones humanas de la lucha por el poder y el drama de millones que únicamente buscan sobrevivir. Cuba no representa, ni la transición a un sistema democrático como lo sucedido en Nicaragua, ni un proceso abierto de reformas de libre mercado como lo acontecido en la China contemporánea.