En el tiempo de mayor auge del fascismo, cuando el crimen y la locura, así como el silencio y la democrática complacencia, parecían triunfar e institucionalizarse en toda Europa, el pueblo de México y su gobierno dieron un ejemplo de racionalismo, de humanismo y de solidaridad único en su época. Lázaro Cárdenas y el equipo diplomático reunido en torno suyo, además de señalar uno de los mayores hitos en la política mexicana de todos los tiempos, constituyeron también la esperanza última para decenas de miles de exiliados españoles y de resistentes antifascistas de todo el mundo abandonados en Francia a su suerte. El presente trabajo quiere reunir algunos de los nombres de aquellos diplomáticos (en la seguridad de que faltan muchos otros), conocer algo más sobre sus vidas y reconocer su trabajo impresionante por la vida, la democracia y el socialismo.