Este artículo examina la evolución de las batallas internas de poder entre activistas de la campaña transnacional para la puesta en práctica de la Resolución 1325 y derivadas del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas sobre Mujeres, Paz y Seguridad desde una perspectiva postestructuralista. Basándose en un trabajo de campo extenso, el artículo intenta responder a la pregunta de cómo los activistas internacionales afectan las campañas locales de defensa de los derechos de la mujer en dos estados posconflicto: Burundi y Liberia. Es decir, ¿por qué la campaña en Burundi ha sido calificada de fracaso mientras que la campaña en Liberia ha provocado la admiración de la comunidad internacional?