La gestión del absentismo no consiste en perseguir al trabajador, sino que la empresa adopte las medidas oportunas para que un empleado enfermo se recupere lo antes posible y a la vez, ponga las cosas cada vez más difíciles al que defrauda con su actitud desleal a la empresa, a la sociedad y a sus compañeros. Es cierto que las organizaciones no siempre salen bien paradas, pero se deben romper moldes y dirigirse hacia una gestión moderna de los RRHH en el que la imaginación marque la diferencia.