La condición de dependencia, inmanente a todo ser humano, ha sido regulada política e institucionalmente en base a una serie de supuestos incuestionables que articulan una construcción sexualizada de los cuidados.
Estos a priori podrían verse revisados con la implementación de iniciativas políticas como la Ley 39/2006, de 14 de diciembre, de Promoción de la Autonomía Personal y Atención a las personas en situación de Dependencia (Ley de Dependencia o LAAD) al poderse inducir una socialización de las obligaciones morales frente a la dependencia, una visibilización de las competencias y destrezas que reclaman los cuidados, y una revisión del �sexo� del trabajo. Este artículo discute, desde una perspectiva de género, el potencial herético de esta Ley y su contribución a una pugna por el sentido acerca de los cuidados. Para ello, este análisis crítico de la LAAD se apoya además en un trabajo de campo consistente en la realización de 20 entrevistas a informantes clave, con el que se trata de indagar en las luchas por el sentido entre diversos actores que participaron en la elaboración de la Ley.