En un contexto político donde se reclama independencia judicial frente a la actuación del Gobierno y, por extensión, del Poder legislativo, no puede pasarse por alto cómo en el Poder judicial, con la pretendida excusa de la interpretación de la Ley, se esquive su sometimiento, a la postre baluarte inequívoco de la independencia que se defiende. En este trabajo se afronta un ejemplo de ese tipo de justificaciones cuando menos discutibles frente al texto legal: que el perjudicado por un injusto penal comparezca como parte procesal en cualquier momento.