La patria potestas nace como un derecho absoluto, originario y exclusivo de los ciudadanos romanos. Esta potestad del paterfamilias comprendía poderes atroces que garantizaban la unidad de la familia y su descendencia por vía de varón. Sin embargo, este derecho fue limitándose y sufrió cambios evolutivos durante los periodos históricos por los que atravesó la vida de Roma. La caída del imperio de Occidente no supuso su derogación. Por el contrario, se proyectó posteriormente al reino visigodo de Hispania.