La ordenación del territorio tiene que ser viable, debe ser posible. No puede quedar atrapada en la maraña de normativa y planeamientos que conforman nuestro sistema. Para lograrlo debemos hacer ejecutable el principal instrumento de ordenación territorial, ambiental y urbanística de la isla que es el Plan Insular de Ordenación. Hay que poner los medios que permitan un comportamiento activo de nuestras administraciones, de manera que puedan actuar indubitadamente a la hora de hacer aplicable estos planes. Para ello debemos de marcar competencias exactas de forma que los lindes entre planeamientos estén más definidos y poner los medios que den fuerza al planeamiento insular para que el ámbito que trata de ordenar y proteger se nutra de certeza e inmediatez.