"La historia no se repite, pero tiene rima", escribe Margaret MacMillan en su imprescindible ensayo sobre las lecciones de la Primera Guerra mundial. La escalada del conflicto que estalló en Ucrania el otoño pasado ha llevado a las tropas rusas a ocupar Crimea. Los países occidentales amenazan con sanciones a Moscú. La prensa internacional ha recuperado un lenguaje de guerra fría. Como aconseja la historiadora canadiense, parece el momento para "echar la vista atrás, aunque no dejemos de mirar adelante".
Pequeños o grandes incidentes producen cada día imprevisibles consecuencias. Pero hay corrientes de fondo que explican la realidad y trazan pistas sobre el futuro. Ese es el objetivo de Política Exterior al publicar trabajos como el de MacMillan, que explica con clarividencia la mezcla de nacionalismo, populismo, alianzas clientelares y dirigentes con sueños de grandeza que llevaron a la Gran Guerra. Encontramos mucho de todo esto en la crisis de Ucrania y en la respuesta de Rusia.