Jean-François Boyer
La industria petrolera mexicana constituía, desde 1938, un bastión nacional simbólico que las borrascas neoliberales (tan potentes en la región) no habían conseguido tumbar. Pero esto se ha acabado: mientras el país "celebra" el vigésimo aniversario de su Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Cánada, el presidente Enrique Peña Nieto ha decidido liberalizar el sector energético a los inversores.