En el contexto actual de estructuración social organizada alrededor de la estratificación de los grupos sociales en una realidad de tránsitos continuos; la superación de la definición del sujeto «mujer» ha sido fundamental para lograr comprensiones sociológicas menos restrictivas. Sin embargo, las movilidades y los tránsitos, cuando impuestos, se acompañan frecuentemente por la experiencia de una precariedad emocional y vivencial aún poco estudiada. En este texto, se analizan algunos efectos de la condición fronteriza que experimentan algunas mujeres que tratamos de ejemplificar a través del relato de vida de Frida, cuya posición social experimenta una movilidad ascendente gracias a sus estudios y a su activismo político. Sus vivencias, no obstante, quedan muy marcadas por habitar al mismo tiempo mundos diferentes: clases sociales, géneros, identidad nacional, poseer/ser poseída, capitalismo/activismo. A través del análisis de su experiencia y del diálogo con la teoría, proponemos profundizar en los efectos de la interacción entre elementos vitales más estructurales (lugar de proveniencia, antecedentes familiares) y contingentes (experiencias de socialización primaria y secundaria, presiones sociales generizadas), así como la vivencia de habitar en espacios simbólicos fronterizos.