El presente estudio analiza las condiciones de vida de un grupo de mujeres inmigrantes marroquíes que trabajan como prostitutas en un barrio de la ciudad vieja de Barcelona. Para estas mujeres, la prostitución representa una actividad que puede prometer el acceso a uno de los objetivos principales de la emigración: la acumulación de dinero en mayor cantidad, o con mayor rapidez que lo puedan ofrecer otros puestos de trabajo como el servicio doméstico o el cuidado no cualificado de personas, siendo éstas las opciones ofertadas prioritariamente para las mujeres inmigrantes en esta ciudad. Estas mujeres trabajan ocultas de sus familias y con la complicidad de sus paisanos. Unas veces con objetivos planificados y otras con la dificultad a aceptarse a sí mismas y a sus circunstancias.