En forma de ensayo, el presente artículo propone analizar desde un punto de vista semiótico el tiempo de la modernidad y de su crisis según tres dimensiones: una referencial o identitaria, que atiende a los sistemas de referencias utilizados para medirlo, otra imaginaria, que le otorga cualidad y afecto, y finalmente otra pragmática, que alude a su performatividad. En la modernidad la dimensión referencial debe dar cuenta del contexto social en el que toman protagonismo el reloj y el mecanicismo clásico, la imaginaria, de los tiempos que van del eterno retorno al existencialismo, y la pragmática, del modo como algunos relojes centrales sincronizan los tiempos de las sociabilidades periféricas. En la actual crisis de la modernidad pensar el tiempo exige poder dar cuenta de sus líneas de fuga, y para ello resultan útiles el paradigma de la irreversibilidad dinámica en la dimensión referencial, ciertas imágenes valorizadoras del presente en la dimensión imaginaria y un nuevo modo de valorar la asincronía en la dimensión pragmática.