A finales de noviembre, unos días antes de la firma de un acuerdo de asociación con la Unión Europea, Kiev rompió repentinamente las negociaciones, accediendo así a las exigencias apremiantes de Moscú. Atenazada entre dos potencias que la perciben, bien como un gran mercado, bien como un peón geopolítico, Ucrania, bajo la dirección de su autoritario Gobierno, zigzaguea en un estrecho camino.